Ayer me terminé al 100% Metroid: Samus Returns, no sin buscar un par de trucos para matar enemigos y acceder a partes que ni se me ocurría cómo se podía hacer… Pero disfruté como cabro chico una vez más. Esto me hizo recordar que también me terminé “The Legend of Zelda: a Link between worlds” y “Super Mario 3d Land”. Son juegos exclusivos para esta consola portátil de Nintendo (creo que no sólo en su versión New 3ds XL que es la que yo tengo) que apelan principalmente a la nostalgia de su humilde servidor.
Juegos entretenidos, difíciles “a la antigua” pero ya no tanto porque los controles responden mucho mejor y son más intuitivos que antaño; que dejan una sensación de éxito al haberlos completado como sólo nintendo puede entregar: Matar a Bowser en su castillo, a Ganon en su ídem y a Ridley al lado de tu nave espacial. Con un giro nuevo que puede dar las gráficas 3D que al parecer sólo a mí me gustan: la mayoría de la gente que conozco lo desactiva porque le es incómodo, se marea o qué se yo. Pero para mí son una maravilla, poder ver la trifuerza salir de la pantalla o a Samus atacando un enemigo que se encuentra en el fondo haciéndote cagar con sus brazos mecánicos en primer plano.
Me encantan. Mi 3ds una excelente compra, soy un agradecido del Monstruo Espagueti Volador que con sus tentáculos de tallarín me ha dado la oportunidad de poder comprarme una consola y un set de juegos a mi gusto y que apelen tanto al cabro chico que no tenía la oportunidad de jugar estas cosas.
Gracias Nintendo por esta pequeña ventanita a mi infancia.